Zapatero aprobará el decreto de la reforma laboral que recorta derechos a los trabajadores el 16 de Junio, "haya o no acuerdo", precisamente el día del debut de la selección española en el Mundial de Sudáfrica. Por otro lado, los jugadores españoles cobrarán una prima de 600.000 euros en caso de ganar el Mundial, la más alta del mundo. Es evidente que se están tomando medidas de promoción del fútbol para distraer a la sociedad del ataque que está recibiendo de los poderes fácticos, como era de esperar, aunque el grado de desfachatez está superando las expectativas. Además de estos dos ejemplos descarados, contábamos hace poco el supuesto intento de soborno a árbitros que saltaba a los medios ingleses. Está claro que una victoria española en este preciso momento vendría muy bien a los expoliadores.
Arriba se puede observar a uno de los grandes financieros causantes de la crisis, llevándose la riqueza del país impunemente a un paraíso fiscal mientras se ríe de los borregos a los que distrae con el "importantísimo" Mundial de fútbol.
EL TALISMÁN MÁS MACABRO DE EUROPA
Hace 5 días
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El FMI ha instado esta misma semana al Gobierno Español a aplicar reformas "urgentes y decisivas" para "reequilibrar la economía" e "impulsar la confianza", entre las que destacan las peticiones de incrementar la flexibilidad del mercado laboral, lograr la consolidación fiscal, así como la de reformar y consolidar el sector bancario para reforzar su solvencia y eficiencia.
No hace falta ser demasiado astuto para darse cuenta, a la luz de los últimos acontecimientos, que estos avisos del FMI son el paso previo para que el gobierno neoliberal de Zapatero vaya implementando una por una las peticiones que se le hacen llegar desde sus amos en Washington.
Estemos, pues, preparados para el nuevo paquete de reformas neoliberales que han de llegar de manera inminente, con una reforma laboral y un paquete de medidas fiscales que podrán en jaque el Estado del bienestar, y muchos de los logros alcanzados por el movimiento obrero en décadas de lucha por la defensa de sus derechos e intereses económicos y laborales.
Sepan de antemano que cuando el FMI habla de reformas laborales, está hablando, sin tapujos, de una regulación en el marco de las relaciones laborales que dé plena libertad a los empresarios para despedir y contratar fuerza de trabajo a su antojo, con un abaratamiento de los costes del despido, una flexibilización de la normativa jurídica para permitir la aceleración de los procesos de despido, y, sobre todo, nuevos marcos contractuales para fomentar el trabajo precario y establecer nuevos mecanismos que permitan al empresario encontrar las fórmulas necesarias para reducir el coste de los salarios. Todo ello, supuestamente, con el fin de agilizar el "mercado" de trabajo para que aumente así el ritmo de contrataciones y la creación de empleo. Viejos eufemismos que esconden un aumento regulado de la explotación laboral, aumentando la legitimación legal de la misma.
(...)
Sepan también de antemano, que cuando el FMI habla de lograr una consolidación del régimen fiscal, esto pasa por aumentar los impuestos directos e indirectos a las clases trabajadoras, mientras se descarga la presión fiscal sobre empresas y grandes patrimonios con el fin de, supuestamente, fomentar la inversión y permitir así la creación de nuevos puestos de trabajo. Viejas recetas para que los ricos no se lleven su dinero a terceros países en tiempos de crisis, haciendo recaer con ello la recaudación de dinero público casi exclusivamente sobre las espaldas de los trabajadores, desempleados y pensionistas.
Sepan, por supuesto, que nada de lo aquí escrito nos lo estamos inventado nosotros, sino que es el manual de acción neoliberal que han seguido todos los países que han tenido que hacer frente a este tipo de peticiones del FMI durante las últimas tres décadas, tanto en el mundo desarrollado, como, sobre todo, en los países empobrecidos de la periferia capitalista. La década de los 90 en América Latina fue un buen ejemplo de ello, aunque los hay muchos más en todas las partes del mundo, desde las medidas aplicadas por los gobiernos de Margaret Thatcher y Ronald Reagan en Reino Unido y los EEUU desde principios de los 80, a las múltiples imposiciones hechas a todos y cada uno de los países africanos a través de los denominados Programas de Ajuste Estructural (PAE). Eso, ni más ni menos, es lo que está sufriendo ahora el Estado Español: un Programa de Ajuste Estructural en toda regla impuesto por el FMI y sus palmeros. Neoliberalismo en su más pura esencia.
"No es momento para aumentar los impuestos a los ricos", decía recientemente Zapatero en sus consejo de ministros. Ahora, pues, pueden saber por qué: es momento de aplicar el manual neoliberal que desde el FMI y la UE están imponiendo al protectorado español ahora gestionado por Zapatero. El primer paso ya se ha dado con el paquete de recortes aprobado por el Gobierno la semana pasada. Ahora vienen de manera inminente el resto de medidas obligadas por el FMI y la UE, reformar las leyes que regulan "mercado" laboral y aumentar la presión fiscal de los trabajadores y trabajadoras. El aumento del IVA previsto para el próximo mes es sólo el primer paso de una cadena de reformas que van a dejar al Estado Español en manos de las instituciones financieras internacionales y los mercados de la especulación capitalista del mundo globalizado.
El Estado Español está sufriendo el peor ataque neoliberal que se recuerda en toda su historia, y los sindicatos del régimen siguen pensando que no hay espacio aún para una Huelga General. También ellos, obviamente, son conscientes de que no hay más remedio que obedecer lo que mandan desde el FMI y la UE, pues el Estado Español hace mucho tiempo que perdió su soberanía e independencia económica, y, entre otras cosas, enfrentarse a lo que ordenan desde el FMI y la UE supondría perder las jugosas subvenciones públicas de las que viven y se alimentan estos sindicatos entreguistas y traidores de la clase obrera.
O hacemos algo de manera urgente para combatir este brutal ataque neoliberal, o podemos acabar como Argentina en el año 2000, y no es ninguna exageración. Ustedes mismos.
(De Honrubia Hurtado).
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