Hoy estrenamos un nuevo colaborador en La Verdad del Deporte, el certero analista futbolístico El Momio, que nos ofrece este artículo titulado "los chupópteros del deporte rey" que reproducimos a continuación.
El hecho de que personajes como un antiguo vocero de las ondas de trayectoria aparentemente poco edificante usara el término chupóptero, no impide reconocer la idoneidad del término en determinados casos. Él lo popularizó en sus famosas diatribas contra sus eternos enemigos y si nos referimos a nuestro queridísimo deporte rey hoy podríamos aplicar este concepto a un montón de vividores del fútbol, que cobran mucho por no hacer casi nada. Es curioso el juego que puede dar este deporte al margen del rectángulo poblado por 22 profesionales del balón y sus respectivos jueces.
Bien es sabido que los fichajes, traspasos, cesiones, etc. mueven cantidades ingentes de dinero que suele motivar, a veces en demasía, a representantes, directivos, presidentes, intermediarios, etc. Allá cada cual con su profesionalidad y su honradez, no vamos a condenarlos a todos. Se supone que en tan amplio círculo de colaboradores habrá para escribir largo y tendido de unos más que de otros. Hoy nos vamos a referir al curioso staff que se está creando, sobre todo en los grandes clubs, con cargo a su presupuesto. Ya no se trata sólo de pagar a famosos jugadores (pocos en relación a una mayoría que malvive) cuantiosas cantidades, sino de sufragar millonarios sueldos a personajes con cargos tales como director deportivo, adjuntos, ojeadores, etc.
No parece que equipos con entrenadores solventes necesiten a más directores a su lado, con la consigiente confrontación por el choque de competencias. Es el caso, por poner un ejemplo actual, del Real Madrid. Da la impresión de que señores como Valdano y Pardeza no tienen una función muy concreta (no creo que trabajan mucho), salvo procurar que se haga lo que quiere el poderoso presidente para que éste no pierda las riendas del club.
Recuerdo como ejemplo algún director de no sé qué, que trabajó en varios clubs, entre ellos el Real Madrid, siendo su mérito haber visto desde joven muchos partidos a la semana y leer exclusivamente a un autor llamado Escartín (no creo que haya leído en su vida otra cosa salvo periódicos deportivos).
Semejantes ejecutivos parecen muy importantes, ocupan su sitio en el palco presidencial (como debe ser) y son inmunes a la trayectoria del equipo, pues si este va mal ya echarán al entrenador. Mucha importancia, poca responsabilidad y menos trabajo. Si algún hijo o nieto me pidiese opinión sobre lo que tendría que hacer para labrarse un buen futuro no dudaría en contestarle que debería formarse para ser un buen chupóptero del balompié.
EL MOMIO
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