Desde hace unos meses se sabe que la policía británica tendrá permiso legal para allanar domicilios durante Londres 2012, en prevención de posibles protestas anti-olímpicas,
como las registradas en el reciente Vancouver 2010. Estos poderes permiten confiscar material para una protesta como pancartas o pegatinas e incluyen fuertes multas. Los grupos en defensa de las libertades civiles
han comparado estas medidas con las tomadas por el gobierno chino durante los Juegos Olímpicos de Beijing en 2008.
Introducido en 2006 con la Olimpics Act, supuestamente para defender el monopolio de "esponsorización oficial" de las empresas que lo han comprado y que son las únicas que pueden promocionar los juegos, también permitirá perseguir las protestas. El coste solamente en seguridad durante los juegos se prevé en un gasto de más de 600 millones, que previsiblemente luego será mucho mayor.
Parece que la sociedad orwelliana avanza y el gigantismo del deporte-espectáculo-negocio de unos pocos contribuye a ello.
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