Hoy continuamos con nuestra serie de ensayos acerca de la consideración o no como deporte de determinadas actividades, tocándole el turno en esta ocasión a lo que los anglo-sajones llaman Pro-Wrestling y por estas tierras se suele conocer como lucha libre o lucha libre de coña. A lo largo de estos meses rebosantes de reflexión, hemos llegado a la conclusión que exponíamos en anteriores artículos de que el ajedrez no es un deporte, las carreras de caracoles, por el contrario, sí constituyen un deporte , los videojuegos no lo serían en su mayor parte y en el caso de la petanca, los dardos o el curling, no tenemos ni puñetera idea.
En el caso del espectáculo conocido como wrestling, pero no el de los Juegos Olímpicos sino el protagonizado por personajes como El Enterrador, Hulk Hogan, Terremoto o El Último Guerrero, hemos llegado a la conclusión de que no se trata de un deporte, ya que la competición en base a unas reglas definidas no se encuentra presente. Es todo una actuación, que está amañado vaya, aunque a Hulk Hogan le costara años averiguarlo, como explicaba personalmente en esta interesante entrevista:
Este tipo de wrestling sería algo parecido al circo, con sus diversas disciplinas como los trapecistas, equilibristas y otras, o a la danza. Evidentemente en estas actividades hay ejercicio, pero no juego de competición. Detalle que, por supuesto, no las sitúa "por debajo" de ningún deporte, ese término tan absurdamente prestigioso.
Abajo podéis ver un resumen del histórico combate entre Hulk Hogan y André el Gigante:
EL TALISMÁN MÁS MACABRO DE EUROPA
Hace 5 días
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