lunes, 15 de diciembre de 2008

Defendiendo la santidad del fútbol, censurando los amaños y sobornos




Recientemente se han hecho públicos varios casos de amaños de partidos de fútbol, la vulgar práctica de cobrar por dejarse ganar, como el caso del Málaga contra el Tenerife en que un jugador de este último fue grabado admitiendo haber cobrado por ello. Lo que se llama eufemísticamente “primas a terceros”. Como siempre, estos casos son archivados por falta de pruebas con la connivencia de la apestosa Federación Española de Fútbol (en los demás países ocurre lo mismo), a pesar de que por ejemplo los que apuestan en la quiniela son estafados con esta práctica. Tampoco se le dará mayor importancia en la prensa, radio y televisión, aunque está claro que sólo es la punta del iceberg. No hay más que utilizar la lógica y analizar el coste- beneficio de estos sobornos dependiendo del negocio deportivo en cuestión. El caso más obvio es aquel en que hay apuestas por medio, el boxeo ha tenido una merecida fama de corrupción de este tipo en abundancia, aderezado por la propia idiosincrasia de ese mundo y la afición de la mafia por él. Hay otros deportes en que parece tener poco sentido, como es el caso de los individuales en que no median apuestas, aunque en el caso por ejemplo del tenis (brutenis según nuestro colaborador Peloto) los beneficios son en gran medida por patrocinios de marcas, ahí sí podríamos ver un hipotético interés en hacerlo. ¿Pero cual es el deporte en que parece ser más potencialmente beneficioso para ambos comprar partidos? Con diferencia, el fútbol. Primero por ser el que más dinero y espectadores mueve, y después por la propia mecánica de la competición. En muchas ocasiones un equipo no se juega nada, mientras el otro puede lograr evitar un descenso o clasificarse para determinada competición si gana. Unos sólo ganan dinero dejándose sobornar (obviando cuestiones morales) y otros se aseguran una victoria que se traduce en ganancias mucho mayores, o evitar las pérdidas en el caso de un descenso. Muchos conocedores del mundo del fútbol saben que la compra de partidos es algo habitual desde siempre.

Por supuesto, esto no se hará público en los mass media y oficialmente el fútbol será presentado como una competición limpia y el resultado de los partidos como algo incierto. Todo unido a la sobrevaloración del trivial hecho de ganar o perder en este juego. Nadie debe poner en duda la santidad del fútbol, su importancia social y la trascendencia de los resultados deportivos oficiales. La población debe creer en la honradez de las instituciones positivas para su vida, como son la liga de fútbol y otras instituciones igualmente sagradas y vinculadas a él, no en vano tenemos la Copa del Rey o equipos que se encomiendan a alguna Virgen y le ofrecen los trofeos.

Aquí podemos observar un momento de la negociación de uno de estos casos de soborno, discretamente captada por nuestros reporteros gráficos:

3 comentarios:

alan dijo...

Una pena que sean los intereses económicos los que mueven el mundo del deporte....yo incluso diría que muchos de los deportistas profesionales actuales son mercenarios

la aguja dijo...

¿Mercenarios por cambiar de empresa?
Yo también lo haría sin pesar alguno (y trabajo para una Administración local) si otra empresa o ayuntamiento me ofrecieran mejoras laborales o/y salariales.

Annodinnus dijo...

lo que pasa es que la gente se cree lo de "los colores" e ingenuamente piensa que los jugadores "sienten su camiseta" y chorradas asi. En realidad los unicos que sienten los colores son los aficionados de toda la vida, a los futbolos les mueve el dinero y punto