En el más que interesante blog de análisis de la sociedad humana
supercedure se preguntaban hace unos meses por la naturaleza del deporte, en
esta entrada. El artículo se pregunta por la función del deporte, a través de una historia que abarca desde la Grecia clásica hasta la profesionalización actual, pasando por los torneos medievales. Entre estas preguntas del autor, tanto sobre el deporte profesional como sobre el aficionado, encontramos las siguientes cuestiones sobre el deporte amateur:
"¿qué sentido tiene pasar horas en un gimnasio, o corriendo en una cancha, si subimos a todas partes en ascensor?, ¿para qué queremos hacer pesas, más cierta farmacopea en algunos casos, si al volver a casa no hacemos nada en la cocina sin una ayuda electromecánica?, podemos pasar media hora o más en una bicicleta que no va a ninguna parte, pagando para ello, pero aún resulta excéntrico ir al trabajo de este modo, y se reirían de nosotros si nuestra lavadora funcionara a pedales o cargaramos baterías eléctricas de esta manera, tachándonos de subdesarrollados".
Sobre el profesional, las dudas son mucho mayores aún:
"¿Qué sentido tendría permitir o incluso promover el deporte en la sociedad? Vemos que está reservado a unos pocos, y la masa de seguidores ni lo practica realmente, ni lo conoce bien, pues se fía de los comentaristas deportivos repitiendo sus opiniones, o mejor dicho sus directivas, llegando al punto que vemos como comentaristas a personas que no son periodistas, pero en algo tenían que ocupar su estéril vida; además suelen acompañarse de ex-deportistas a modo de expertos, que descaradamente difunden una visión de las cosas para favorecer el statu quo. Es como la prensa normal, pero de forma aún más descarada. Que alguien me diga el análisis técnico del comentarista que diga: apoyo a éste porque es de mi país, y todo el mundo lo vea como algo normal.
Se me ocurre una posibilidad.
Al hablar de la masa de seguidores de un deporte, no hemos tocado la motivación más instintiva que desencadena la llamada pasión por el deporte, aunque aborrezco ese término. Por un lado, el que contempla a un deportista alcanzar una meta, ganar, superar una longitud, altura, peso o prueba está siendo testigo de una superación personal fruto de un esfuerzo, un sueño individual de esa persona, pero vive el triunfo como si fuera propio, pero no como revulsivo, o sea que obtiene un sucedáneo del logro de los propios sueños que jamás se atreverá a realizar. Así lo veo.
Pero hay más. No sé los demás, pero cuando veo en la televisión un acontecimiento deportivo, o lo observo desde dentro, tengo la impresión de contemplar una batalla, y no lo digo porque haya hinchas ultras, o a la gente se le vaya la mano en según qué circunstacias, no; incluso los encuentros más pacíficos, y en función de la importancia del mismo en el campeonato correspondiente, se viven como una batalla, la gente viste con los colores de su equipo preferido, o selección, lleva banderas, se pinta la cara y el cuerpo, muestra emblemas y pancartas aun sin estar en el estadio. En los propios estadios (del deporte que sea), los gritos y los preparativos siguen un ritual, se grita para azuzar y animar a los propios, y para amedrentar a los contrarios, como en los enfrentamientos tribales; la gente debe ser agrupada en puntos distantes para que no se pelee, y al final parece como si hubiera dos bandos con sus unidades y divisiones. Para mí no hay gran diferencia con una superproducción sobre la época de los romanos, y del mismo modo es perfectamente normal, como en cualquier batalla del mundo antiguo, que la acción se limite a un número muy reducido de la vanguardia del ejército a pesar de haber miles y miles de efectivos aguardando su turno para actuar. Es una imitación de la guerra".
El artículo contiene muchas más reflexiones y conceptos, pero da pie a preguntarse por las razones del sobredimensionamiento del deporte en la sociedad actual. Se da tratamiento de noticia fundamental a cada acontecimiento deportivo en los medios de desinformación, hay una presencia constante (sobre todo del fútbol) en la televisión, se promociona y favorece el deporte profesional por medios como las exenciones fiscales, las subvenciones encubiertas, la corrupción más o menos disimulada, la publicidad gratuita, etc. Intentando responder a estas preguntas, estrenamos encuesta con esta pregunta: ¿cual es la principal razón de la promoción del deporte profesional por parte del poder? Obviamente son varias, pero algunas deben ser más importantes que otras. He aquí las posibles respuestas que se nos ocurren:
- Es un negocio muy rentable.
- Permite desviar la atención de los problemas reales hacia acontecimientos sin importancia.
- El deporte es muy importante, la sociedad demanda que el fútbol esté en todas partes.
- Contribuye al auto-bombo de políticos, magnates y otros interesados en el negocio.
- Es una vía de escape de los instintos que permite agruparse en tribus irracionales.
- Fomenta un modelo de persona a imitar (estrella del deporte) generalmente inculto, banal y consumista, beneficioso para la oligarquía.
1 comentario:
Lo mismo que la prensa del corazón, las declaraciones de politicos y otros entretenimientos, el deporte sirve para mantener a la gente distraída de lo que ocurre de verdad mientras vamos de cabeza a una dictadura financiera y genocida global de guerras perpetuas y politicuchos títeres del verdadero poder. Eso sí, por ahora con internet y libertad de expresion, veremos si dura.
Publicar un comentario