viernes, 1 de mayo de 2009

El sector público al servicio del negocio privado en el deporte

En la página del Consejo Superior de Deportes está colgado un estudio muy ilustrativo sobre la estructura del deporte español (extrapolable al mundial), basado en la promoción pública de intereses privados. En palabras de este informe:

"La organización del deporte en España se basa en un sistema de colaboración mutua entre los sectores públi­co y privado. Ambos sectores comparten res­ponsa­bilida­des en el fomento, promoción y desarrollo de las acti­vidades y prác­ticas físico-deportivas.

La armonización de intereses y la co­rres­ponsabilidad social son los dos princi­pios que informan y configu­ran la dinámi­ca social de la actividad depor­tiva gene­ral".

Las instituciones más características del sector públi­co y privado, son:



Muchas de las asociaciones deportivas privadas, como la ADO, tienen la categoría de entidades sin ánimo de lucro, con sus correspondientes ventajas jurídicas y fiscales, al estilo de la siniestra SGAE y su función de cobrar un diezmo a los ciudadanos para dárselo a unos pocos multimillonarios en nombre de la "cultura". Estos entes deportivos hacen lo propio en nombre del "deporte". Aunque no repartan beneficios explícitamente, reparten dietas y cargos diversos. Luego están las empresas privadas como los equipos de fútbol y baloncesto, con ventajas respecto a una S. A. normal y diversos tratos de favor por parte de los poderes públicos: recalificaciones, subvenciones indirectas, publicidad en los medios, condonaciones fiscales, utilización de edificios públicos, etc.

Para disimular esta promoción estatal de negocios privados, se recurre a confundir la práctica deportiva de base con el negocio del deporte profesional, como si los estadios olímpicos, los deportistas multimillonarios que tributan en paraísos fiscales o los beneficios del fútbol tuvieran algo que ver con el ciudadano de a pie que corre por un parque o acude al polideportivo municipal, cada vez más caro y menos subvencionado.

En resumen, en la industria deportiva se puede ver en menor escala el sistema de privatización de los beneficios y socialización de las pérdidas, como sucede con la banca y los "sectores estratégicos" de la economía. Caso contrario al de los particulares y las pequeñas empresas, que pagan impuestos pero no reciben un trato de favor ni son rescatados con dinero público en caso de ruina.

2 comentarios:

la aguja dijo...

Escribes: «Aunque no repartan beneficios explícitamente, reparten dietas y cargos diversos».

Hay que decir aquí que esas dietas y cargos diversos suponen un dinero que se mueve pero que ni se ve ni tributa. Las dietas (que son diarias, como su nombre indica), como todos sabemos, están exentas de declaración hasta un índice superlativo. Convendría comparar ese límite con el salario mínimo interprofesional diario.

En cuanto a los cargos... Posiblemente al españolito de a pie un cargo de esos le supondría un agujero en su economía doméstica. Pero como "dinero llama a dinero", estas gentes de buen vivir saben utilizar esos cargos para eso que se llaman "influencias", "amistades" o más eufemísticamente "contactos".

Imaginad, sin ir más lejos, el cargo de presidente de la federación española de tenis... La de puertas que te abre... O de la federación de golf, de hípica, de vela, de squash... Y pensad que hay unas 20 federaciones de cada modalidad: una nacional y 19 autonómicas (17 más las dos ciudades autónomas).

Cada cual en su cortijo sabe arrimar el ascua a su sardina en función de su ámbito de influencia.

A mí me parece bien... siempre y cuando sean eso, asociaciones privadas.

Pero desde el momento en que dependen de una subvención pública, son intervenidas por la Administración, cuyos dirigentes políticos también piden su "diezmo" en carne: recepción con el campeón, fotos con los niños deportistas, entradas de palco para los eventos más relevantes. Incluso alguno se fue a Japón con su señora a cargo de un dinero pretendidamente federativo para presenciar una final mundial de baloncesto pretendidamente para animar al equipo de la federación (debía ser que su presencia era imprescindible).

Y el deportista siempre tan dócil, tan aborregado, sonriendo y sacándose fotos con el político de turno...

Lo dejo, que me habéis tocado una fibra muy sensible...

Anónimo dijo...

Lo de las dietas me recuerda al despreciable Ramoncín diciendo que estaba en la SGAE desinteresadamente, sin obtener beneficio alguno. Claro que luego sus dietas suponían unos cuantos miles de euros mensuales (no recuerdo la cifra exacta), mucho más de lo que ingresa un trabajador normal trabajando 8 horas al día.