miércoles, 1 de septiembre de 2010

Actitudes mafiosas y ocultación en el ciclismo, impresionantes declaraciones de Greg Lemond

Ahora que acaba de morir de cáncer a los 50 años el ciclista Laurent Fignon, bajando aún más la esperanza de vida media de los ganadores del Tour de Francia, parece oportuno recordar las declaraciones que realizó Greg Lemond el pasado mes de Julio referentes al dopaje de Lance Armstrong y la actitud mafiosa de este laureado corredor:

“Todo empezó en 2001, cuando hice un comentario sobre su trabajo junto a Michele Ferrari (médico italiano condenado por doping)”. “Me dijo que iba a conseguir diez personas que atestiguaran que yo también había tomado EPO. Desde entonces fue en aumento su influencia en mi vida, en mi empresa de fitness en Montana, y consiguió que la marca de bicicletas Trek, para la que él hacía publicidad, se separara de mí. Es alguien que trata de dominar a los demás". “Y es demencial cómo se sigue haciendo todo para mantener su historia con vida. Hay pocos ciclistas contra los que haya habido tantas pruebas de doping como contra Armstrong. Si fuera un corredor común y no un sobreviviente al cáncer y no tuviera esa máquina de gente alrededor hace rato que ya estaría fuera”, aseguró. Contra Armstrong se acumularon pruebas de doping como contra ningún otro corredor, asegura Lemond en la entrevista al periódico Süddeutsche Zeitung, pero es tal el poder que tiene que “el ciclismo entero guarda silencio”. El ciclista también acusó a la UCI (Unión Ciclista Internacional), a la que comparó con el Vaticano y su encubrimiento de los abusos sexuales por parte de sacerdotes. “Landis acusó a Armstrong (de dóping). ¿Y qué hace la UCI? Lo declaran loco, le recomiendan un psiquiatra. Es ridículo”. Según el estadounidense, Armstrong compró la complicidad de la UCI con “donaciones superiores a los 500.000 dólares”. Y si se vió obligado a reconocer sólo 125.000 dólares fue porque investigaciones periodísticas lo obligaron a hacerlo. “Si esto no es corrupción, ¿qué es? Pagar, callar, es como la mafia”.

“La UCI es en mi opinión el mayor problema de nuestro deporte”, agregó el ciclista. “Cuando en el Tour de 1967 murió Tom Simpson se introdujeron los tests antidoping. ¿A quién le interesan los muertos hoy? Yo no veo que la UCI se interese. Los muertos se barren debajo de la alfombra”.

Desde luego las declaraciones de Lemond no tienen desperdicio, incluso menos que las de Fignon en su autobiografía, en las que admitía su dopaje con anfetaminas y cortisona y no haber recurrido a la EPO, los anabolizantes y la hormona del crecimiento porque le pilló al final de su carrera, ya que de lo contrario hubiera hecho cola, como todos en el mundo del ciclismo.

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