Desde hace semanas, diferentes
movimientos sociales brasileños están protestando contra la
celebración del Mundial de fútbol en su país y el derroche de
dinero público en beneficio privado que estos eventos suponen, como
ya contamos aquí muchas veces. Enlazando con otras luchas sociales y
sindicales, se vienen repitiendo acciones como esta:
Una concentración contra el Mundial
integrada por unos 200 profesores y funcionarios bloqueó este lunes
la salida del autobús que debía llevar a los futbolistas de la
selección brasileña al campo de entrenamiento de Teresópolis.
“¡No habrá Copa del Mundo! ¡Un profesor vale más que Neymar!", gritaban los docentes, que están en huelga desde el 12 de mayo.
Los descontentos se quejaban de los gastos enormes que supone la organización del torneo y reivindicaban más inversiones en salud y educación. Los profesores reclamaron un aumento del 20% de salario para todos los trabajadores de la educación municipal y estatal, la igualdad laboral y la reducción de la carga de trabajo del personal administrativo.
"Hemos venido aquí para mostrar la contradicción de un país que gasta en la Copa, pero presenta varios problemas en la educación, en la infraestructura y las condiciones de trabajo, además del salario base", manifestó la directora del sindicato de maestros, Vera Nepomuceno. "Queremos llamar la atención, pero ellos parecen más preocupados por el Mundial", señaló Nepomuceno.
Las acciones contra el timo
futbolístico parecen tener una dimensión mayor que cualquier otra
protesta anterior contra el negocio-religión del deporte
profesional, tan fomentado por los poderes fácticos, como las
protestas contra los Juegos Olímpicos de años anteriores. Esto es
especialmente significativo tratándose de Brasil, un país donde el
fútbol ha alcanzado una importancia social incluso superior a la de
otros lugares, incluyendo los famosos suicidios por perder el Mundial
de 1950, organizado también en Brasil, y los delirantes titulares y
comentarios de su prensa deportiva en aquel momento:
Los comentaristas deportivos
calificaron aquel partido como “La peor tragedia de
la historia de Brasil”. Al día siguiente un diario tituló
“Nuestro Hiroshima”. El periodista
brasileño Mario Filho, ideólogo del Maracaná, escribió en
su columna: “La ciudad cerró sus ventanas, se sumergió en el
luto. Era como si cada brasileño hubiera perdido al ser más
querido. Peor que eso, como si cada brasileño hubiera perdido el
honor y la dignidad. Por eso, muchos juraron aquel 16 de
junio no volver nunca más a un estadio de fútbol”.
Este despertar anti-futbolístico, nada
menos que en Brasil, contrasta con el papanatismo de otros lares, que
llega a cotas esperpénticas:
El FC Barcelona es mucho más que un
club y sería el catalizador de la independencia de Cataluña, según
informes que maneja el Gobierno español, informan medios locales.
El Fútbol Club Barcelona es mucho más
que un club. También puede ser el catalizador, el definitivo, de la
independencia de Cataluña. Según los informes que maneja el
Gobierno español, incapaz de frenar la ola secesionista, el equipo
de Messi y Piqué sería el arma de propaganda decisiva que podría
inclinar la balanza. “En el informe que ya está en el cajón de
quien debe tenerlo, se escribe que una posición radical y firme del
Barcelona a favor de la consulta, el referéndum y la independencia
influiría entre un 30 y un 40 por ciento de los votantes”, explica
uno de los expertos de los servicios de información que han
colaborado en la elaboración del dosier.
Algunos han querido ver en estas
protestas, en principio positivas, la preparación de una “revolución
de colores” por parte del Imperio, del mismo tipo que las
ejecutadas en Libia, Túnez, Siria o Ucrania, cuyo objetivo sería
sumir Brasil en el caos y establecer un gobierno más sumiso a
Estados Unidos y alejado del eje económico ruso-chino:
El propio George Soros ha reconocido
públicamente que él fue el financiador del golpe de estado en
Ucrania que ha llevado a este país al borde de la guerra civil.
¿Qué interés podría tener la élite en derrocar al gobierno de
Rousseff?La razón reside en la próxima creación del Banco Mundial alternativo del bloque BRICS del que Brasil es parte fundamental. Al parecer, se pretende hacer un anuncio en este sentido durante o después del propio Mundial, por lo que estas protestas prefabricadas tratarían de evitar que ello sucediera.
Aquí nos parece poco probable que una
protesta contra el Mundial pueda llegar a propiciar un golpe de
Estado, aunque en todo caso, saldremos de dudas en los próximos
días acerca de esta hipótesis.
1 comentario:
estaría re bueno que no hagan protestas y disfruten del mundial que es solo 1 vez cada 4 años. yo por mala suerte no voy a estar para verlos porque tengo que viajar a Los Angeles por trabajo... los veré en el hotel las repeticiones!!
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