Nuestro insigne colaborador ocasional EL MOMIO nos ha enviado este críptico escrito, dedicado a un industrial, ex-ministro (hace ya décadas) y ex-directivo del Real Madrid, aunque no especifica de quien se trata. En todo caso, no dudamos en incluirlo en nuestra sección "grandes personalidades del deporte".
Ignoro el número de pisos, pero sé que Él está allí. Las otras torres no tienen aditamento alguno, la suya sí. Ondea la bandera patria desplegada al viento y bien cierto que los días ventosos debe cansarse de tanto tremolar. La visión desde el último piso destinado a los homínidos debe ser fascinante, con una poderosa sensación de dominio sobre el mundo mundial o matritense, que desde ahí será casi lo mismo. Sobre avenidas, edificios disminuidos desde la altitud, coches convertidos en puntos movientes, surge el vestigio del estadio. Circo del club dominante capitalino, lugar de gestas y de remontadas imposibles. Desde esa posición ÉL debería haber alcanzado la Presidencia. Una injusticia no haberlo conseguido. Desplegó a directivos en busca del voto social, suscitó entusiasmos interesados, levantó adhesiones más o menos compradas, pero no alcanzó la Presidencia. Debería haber amenazado con su futura posición dominante a esos estúpidos mortales. ¿Quién iba a mejor supervisar la visión del circo-estadio y sus turísticos circuitos, sino ÉL desde su despacho cuasi-celestial? ¿Acaso el logro de presidir su club no habría impedido el predominio actual de su eterno rival?
ÉL, ya desechado este absurdo paréntesis, provocado por esa masa social estulta, y desde su trono elevado, vuelve a sumergirse en esa frenética actividad diaria cantada en bustos y panegíricos subvencionados. Dirige, controla, reparte paternales saludos a jóvenes inteligentes y devotos directivos entusiasmados en peregrinar en sus ratos escasos de asueto a la capilla más alta del orbe para gloria del que está más arriba que ÉL. ¿Volverán los tiempos en que se podían comprar empresas a peseta? Con esta infausta crisis los negocios a adquirir no valen ni eso.